dijous, 19 de juliol del 2012

El Arte de Amargarse la Vida - Paul Watzlawick


Feodor Mijailovich Dostoievski escribía: 

“¿Qué puede esperarse de un hombre? Cólmelo usted de todos los bienes de la tierra, sumérjalo en la felicidad hasta el cuello, hasta encima de su cabeza, de forma que a la superficie de su dicha, como en el nivel del agua, suban las burbujas, dele unos ingresos para que no tenga más que dormir, ingerir pasteles y mirar por la permanencia de la especie humana; a pesar de todo, este mismo hombre de puro desagradecido, por simple descaro, le jugará a usted en el acto una mala pasada. A lo mejor comprometerá los mismos pasteles y llegará a desear que le sobrevenga el mal más disparatado, la estupidez más antieconómica, solo para poner a esta situación totalmente razonable su propio elemento fantástico de mal agüero. Justamente, sus ideas fantásticas, su estupidez trivial, es lo que querrá conservar...”


Aquí, algunos extractos referidos al pasado de esta irónica (y, como resultado, divertida y relevadora) guía para alcanzar la amargura:

El tiempo sana las heridas, pero si quieres ser desdichado hay cuatro mecanismos a tu disposición

1. La sublimación del pasado. Para lograrlo, no basta recordar el pasado triste, sino verlo como una época bella y perdida que ya no regresará jamás. No hay que perder la oportunidad de sufrir por las relaciones amorosas pasadas aún y cuando ya no tengan arreglo y a pesar de todas las pruebas de que eso no funciona, como el hecho de sentirte mal y de que tus amigos te digan que te dañas, aférrate a la relación y a la posibilidad de reconciliarte. Lo mejor es dejar de hacer todo y sentarte al lado del teléfono a esperar esa llamada. Si esa llamada nunca llega, busca inmediatamente una relación parecida a la anterior.

2. La mujer de Lot. Como la mujer de Lot que el ángel le dijo a Lot y a su familia, "Escapa. No mires atrás, ni te detengas. Pero la mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal. Hay que vivir de esa manera sin permitir que el presente traiga novedades o felicidad, ni que la vida pueda cambiar 180 grados, aférrate al pasado lo más que puedas.

3. Arrepentimiento. Si has cometido errores DEBES PAGAR POR ELLO CON CULPA, pero para afinar el tormento DEBES SER VÍCTIMA, cuanto mejor si no tuviste cooperación en el asunto. Debes ofenderte ante la idea de remediar la situación, y culpar a Dios, al mundo, al destino, a la naturaleza a la sociedad, a los padres, a los parientes y a los amigos. Escucha canciones deprimentes, presta atención a comentarios del tipo "a este mundo venimos a sufrir". Piensa que es demasiado tarde para arreglar las cosas, ubicate en la torre de marfil pensando que las heridas jamás se van a curar. Y algo que agrega un plus de sufrimiento consiste en responsabilizar el pasado incluso del bien y sacar un capital de la desdicha presente.

4. Realiza más de lo mismo. No soluciones los problemas, sino que haz más de lo mismo. No veas tus esfuerzos vanos y fallidos como fracasos, al contrario aférrate a estrategias inútiles e ineficaces y triunfa en el arte de la amargura. No comprendas que hasta el menor de los organismos se adapta, evoluciona y cambia. Piensa Y AFÉRRATE a que sólo existe una solución. Ello acarrea una doble obcecación: primero que con el paso del tiempo la adaptación deja de ser lo mejor posible y segundo, que junto a ella hubo soluciones distintas.
Esta doble obcecación tiene dos consecuencias: primera, convierte la solución intentada en progresivamente más ineficaz y la situación en progresivamente más difícil; y segunda, lleva el peso creciente del mal a la única consecuencia lógica aparentemente posible, a la convicción de no haber hecho todavía bastante para la solución del mal. La fórmula es fácil, se aplica más cantidad de la misma "solución" y se cosecha más cantidad de la misma miseria. (Extraído de "El Blog de la Librería Paidós")