dimecres, 21 de novembre del 2012
Amar las preguntas mismas - W. Giegerich
"Hay veces y hay temas en los que el ego tiene que callar. Y cualquiera que quisiera entender lo que posiblemente quiere decir esta sentencia nunca lo encontrará si se vuelve a los demás, o por ejemplo a mi, en busca de una explicación. No, para lograr un entendimiento uno no tiene que volverse a otra cosa sino a la terrible idea misma... y volverse a la calma y a la soledad del pensamiento, el pensamiento del corazón, con la paciencia de ser capaz de esperar."
En el mismo artículo:
RH: ¿Qué le diría a aquellos que dicen "No puedo entender lo que Wolfgang está diciendo. ¿Por qué no escribe de una manera más simple, más fácil de entenderle?"?
WG: Una de las posibilidades sería responderles citando lo que dijo Jung acerca de su propia obra: "De hecho, era mi intención escribir de tal modo que los necios se asustaran y que sólo los verdaderos estudiosos y buscadores disfrutaran de su lectura"—pero eso no sería verdad en mi caso, porque intento escribir lo más claramente que puedo, empero, sin achatar los problemas a discutir hasta perder de vista sus complejidades internas. El problema no es precisamente uno de articulación.
Más bien, el problema es que esa gente que usted tiene en mente parece esperar que lo que ellos lean debiera ser inmediatamente comprensible para ellos. ¡Qué raro! Una expectativa característica de la era fast food y de los fragmentos de sonido de un sólo minuto. Gente sin energía. Su demanda de gratificación inmediata significa, psicológicamente, dos cosas. Primero, que lo que quieren de una experiencia de lectura es la confirmación y estabilización de su mentalidad común, o expresado negativamente, que no haya ningún esfuerzo en el plano de la mente, ningún trabajo duro, ningún darle la vuelta a un tema, ninguna labor con el concepto. Pero en psicología estamos en el campo de la interioridad, donde no es cuestión de meramente obtener nuevo input, un nuevo vino en las mismas viejas botellas, un mero descargarse información. La lectura psicológica esencialmente lo implica a uno e implica al Sujeto [Self] en uno. Apunta primordialmente a una transformación de las viejas botellas, es decir, a un elevar la estructura misma de la propia mente a niveles más altos de diferenciación.
En segundo lugar, su demanda significa que su teoría acerca de entender es que ellos (como ego) tienen que ser los que deben entender. Pero en psicología no es en absoluto cuestión de nuestro entendimiento. Lo que cuenta es sólo lo que el alma entiende.
En mis ratos libres de lectura, sólo he leído libros que no entendía. ¿Por qué me voy a preocupar con textos que ya entiendo a primera vista? Lo que me podrían traer estaría tan cercano a donde ya estoy que difícilmente valdría la pena que gaste mi tiempo con esas lecturas. Pero cuando leo aquellos libros difíciles, albergo dentro lo no entendido y vivo con ello, quedo preñado por ello, con frecuencia por muchos años, hasta que acaso, después de un largo tiempo, su significado se abre él mismo hacia mi por su propio acuerdo.
En este contexto, hay dos citas que valoro mucho. La primera es del Nuevo Testamento: "Pero Maria preservó todas estas cosas [que habían sido dichas], meditándolas en su corazón" (Lucas 2:19). En esta frase "preservó" significa contuvo, guardó, mantuvo a salvo como si fuera un tesoro. Esta frase casi se podría considerar una receta para una lectura con alma. La otra cita es de Rilke, en Cartas a un joven poeta: "Me gustaría suplicarle... que tenga paciencia con todo lo que aún no está resuelto en su corazón y que trate de amar las preguntas mismas como si fueran cuartos cerrados o libros escritos en un lenguaje extranjero... Viva ahora las preguntas. Quizás entonces, algún día lejano en el futuro, gradualmente, sin siquiera advertirlo, viva su propio camino en las respuestas" (16 de julio, 1903). No hay prisa. El entendimiento de uno puede esperar. Tiene todo el tiempo del mundo. Los alquimistas decían: "es en tu paciencia que obtienes tu alma" (Lucas 21:19). De modo que la cuestión aquí es: entendimiento inmediato—o—llevar lo no entendido a pleno término, y así posiblemente, vivir en la respuesta, en la comprensión.
Detrás de esta diferencia hay otra, más profunda. Mi incomprensión, el alma en mi ¿ha prendido fuego por lo que he leído, aunque no lo haya entendido—o no lo ha hecho? Sólo si se enciende este tipo de pasión acerca de lo que hay en lo incomprendido—en otras palabras, sólo si el alma realmente ha entendido que ésto es algo precioso que simplemente necesita entenderse—yo puedo en primer lugar "preservar todas estas cosas y meditarlas en mi corazón". La cuestión aquí, para un enfoque psicológico, es que se sepa que la pregunta o lo incomprendido tiene todo lo que necesita dentro suyo, incluso su misma solución. Es ya la solución desde el comienzo (o de lo contrario no estaríamos tratando con una cuestión del alma en primer lugar, sino tan sólo con un problema técnico). La solución o la respuesta no es una segunda cosa, una nueva adición.
Al principio simplemente no podemos ver la cuestión como la solución porque aún la miramos desde fuera (mi entras que el alma ya ha comprendido). Vivir en la respuesta, por lo tanto, significaría nada más ni nada menos, que nuestra capacidad de estar totalmente interiorizados en la pregunta."
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Amar las preguntas mismas, Giegerich
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